Una estampa desgastada
me recuerda un velador
donde se hablaba en italiano.
Recuerdo tu colgante,
tu nariz respingona.
El olor de aquel verano.
Una taza de café
entre dedos que se tocan
y corazones enredados.
¿Durará por siempre?
-pensaba él-
¿Volveré a verle?
-pensaba ella-.
Pero el mundo es extraño
y los viajes eternos
cuando tienes diecisiete años.
Los días terminan antes,
las noches no me abrazan.
Pero aún me queda el recuerdo
de tu foto en la toscana.